Lince ibérico, un avance en la conservación
El lince ibérico forma parte de la línea evolutiva de los grandes carnívoros (tigres, leones, jaguares y leopardos) de los que se separa hace tres o cuatro millones de años. Por su apariencia física, de una manera intuitiva frecuentemente se asocia a cualquiera de las otras líneas de felinos existentes, pero el lince ibérico está más próximo a un tigre que a un gato en la escala evolutiva.
Cuatro especies en el planeta
La primera es nuestro protagonista el lince ibérico, el más pequeño de los cuatro. Su tamaño es de medio metro de altura por un metro de longitud, las hembras además son más pequeñas que los machos, con un peso de 10 kg frente a 14 kg. Se diferencian del resto por tener una piel más manchada y por sus largas barbas y mechones de pelo en la punta de sus orejas.
En segundo lugar encontramos al lince rojo, una especie que se distribuye por gran diversidad de hábitats por todo el planeta. Es tres veces más grande que el gato doméstico típico. Su cola tiene bandas de color negro al final y poseen una coloración marrón o marrón clara, muchos también tienen un tinte rojizo. La parte inferior de sus cuerpos es de color blanco.
La tercera especie y la más grande de todas es el lince boreal. Este felino oscila su peso entre los 18 a los 30 kilogramos y podemos encontrar a los individuos más grandes en Siberia. Debido a su envergadura, se pueden alimentar de ungulados además de especies de caza menor. El pelaje está marcado con manchas largas marrones oscuras que están por todo el cuerpo, el patrón de estas varía.
En última instancia está el lince canadiense, que podemos encontrar en el norte del continente americano. El pelo es amarillento o pardo claro y largo, con el fin de defenderse del frío, especialmente en invierno. Normalmente no presentan manchas o las tienen en muy poca cantidad, concentrándose en las patas. Los machos son más grandes que las hembras.
Un aumento de poblaciones ibéricas
El lince ibérico es el segundo felino más amenazado en el planeta, por detrás del leopardo de amur. A pesar de ocupar esta posición, el mundo de la conservación se encuentra de enhorabuena, ya que las poblaciones se han recuperado grandiosamente en los últimos años. Se ha pasado de apenas 100 ejemplares en 2002, a contar con al menos 1.300 individuos de este felino según datos oficiales actualizados.
El resurgimiento del lince ibérico debe gran parte de su éxito a los programas de cría en cautividad, y es que los programas de conservación “ex situ” (cría en cautividad y repoblación de ejemplares) han tenido un papel determinante en las repoblaciones. Si estos datos siguen a la alza, se estima que en 2040 estará prácticamente restablecido.
En 2021 se registraron 13 núcleos de poblaciones, uno en Portugal y los restantes en España. Repartidos en Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura.
¿Por qué está en peligro de extinción?
La primera causa de su peligro se inició en los años 50 cuando la población de conejos de monte cayó en picado debido a la mixomatosis. En los años 80 se contagiaron de una enfermedad vírica hemorrágica que aun los hizo descender más en población.
El lince es un animal que está muy especializado en su hábitat y tipo de presa que consume, ya que aunque puede alimentarse de otros pequeños animales, los conejos son su base alimenticia.
Otro de los motivos fue la caza furtiva y el tráfico de especies exóticas. Los furtivos daban caza a estos animales para lucrarse con la venta de sus pieles, actualmente está penada y completamente prohibida su caza. Aunque a día de hoy, sigue habiendo casos de muerte de linces por disparos, ya que en el campo siguen siendo vistos como una alimaña que se come los conejos.
Además, un elevado número de los linces actualmente mueren por atropellos de los coches de gente que va por las carreteras de las zonas en las que habita, ya sea por vivir por la zona o por turismo en los Parques Naturales en los que se halla el lince.
El proyecto de conservación
En la Península Ibérica se han seguido durante décadas distintos proyectos de conservación para que esta especie salga de la lista de peligro, el más grande y ambicioso de ellos es LIFE Iberlince. En esta iniciativa han participado todas las Comunidades Autónomas con presencia de lince, así como el Gobierno de España y la Unión Europea.
A partir de 2002, se entró en una segunda etapa, en la que el proyecto ya tenía como objetivo recuperar la población del lince ibérico en Andalucía. Se consiguió casi un 49% más de población a finales de 2006 y se aumentó un 73% el área de distribución del lince, volviendo de esta manera a Doñana y Sierra Morena.
La tercera fase duró de 2006 a 2011, con el objetivo de recuperar el conejo, proteger los espacios naturales donde se encontraba, acondicionar carreteras con los llamados “ecoductos” y la legislación sobre la caza.
Fue aquí donde se sumaron al proyecto WWF, Ecologistas en Acción, ATECA, la Federación Andaluza de Caza y la Fundación CBD Hábitat, entre otros. Era la primera vez que el proyecto reintroducía linces en algunas zonas históricas para la especie. La UE concedió el premio «Best of the Best» al proyecto.
La cuarta fase: recuperación de la distribución histórica del Lince Ibérico en España y Portugal (2011-2016). Contó con 34 millones de euros de presupuesto (61% con fondos europeos).
En 2018 se dio por finalizado el proyecto con unos datos magistrales, aunque se sigue trabajando para la recuperación completa de esta especie y que quede fuera de la lista de animales en peligro de extinción.
Si te gusta este blog y quieres saber más sobre caza y conservación, te invito a leer este blog sobre 5 modalidades de caza que quizá no conocías en el siguiente enlace: https://www.youngwildhunters.com/blogs/noticias/cinco-modalidades-de-caza-que-quizas-no-conocias
Autor: María Balletbó