Aprende a entender las reacciones de un corzo ante un disparo
El impacto de una bala en un corzo representa un evento devastador para el animal. En primer lugar, el disparo genera un estruendo que el corzo escucha, poniéndolo en estado de alerta justo cuando la bala lo alcanza. Esto provoca una descarga de adrenalina que lo prepara para intentar escapar, endureciéndolo en cierta medida. En segundo lugar, la deformación de la bala produce un impacto que puede incluso derribarlo, y además, genera una onda expansiva hidrodinámica que, al tocar un vaso sanguíneo, puede propagarse por todo el cuerpo.
Estos dos efectos combinados hacen que casi todos los corzos que son alcanzados muestren una reacción evidente para quien tenga la capacidad de observar con atención.
Fuente: AEPES
Disparo en el cuello
Si la bala fractura el hueso del cuello, el animal caerá de inmediato y será difícil rastrearlo. Sin embargo, si apuntamos al cuello y el animal no cae en el lugar, en muchas ocasiones podemos olvidarnos de recuperarlo. Esto suele ocurrir porque no habremos alcanzado venas ni arterias, ya que a esa distancia de la cabeza, el impacto habría provocado un shock hidrodinámico que lo derribará. Disparar al cuello siempre es arriesgado, y si el animal huye, es una mala señal.
Disparo en el espinazo
El impacto en el espinazo es uno de los más impresionantes, ya que el animal se desploma literalmente en el lugar. Caen como un saco. Sin embargo, si el disparo no afecta la columna y solo golpea las apófisis de las vértebras, no es mortal y el animal se recupera del shock en unos segundos y se va casi ileso. Este tipo de disparo se conoce como "calentón de agujas" y puede llevar a una larga búsqueda en la que será necesario rematar al corzo para asegurarlo. Si nos dicen que cayó como un saco y al llegar no encuentran al corzo, es mala señal.
Disparo en la pata o jamón
La reacción suele ser una coz seguida de una huida o una pérdida de equilibrio y una rápida recuperación para escapar. Si la bala solo pincha el jamón sin tocar el hueso, encontraremos mucha sangre, pero el corzo estará casi intacto y será difícil de capturar. Por el contrario, si se rompe el hueso, la locomoción del animal se verá muy reducida y será más fácil de rastrear y capturar.
Disparo en la caja torácica vital
Lo normal es que una bala que impacta en esta zona tenga dos tipos distintos de reacción. El primero sería dar un brinco y a continuación salir en loca carrera si la bala no ha roto huesos. Otras veces, el animal se arruga y sale más lento, en ese caso es muy posible que la bala haya pegado en el corazón. A veces, la bala lo derriba y lo pone patas arriba pero se incorpora de nuevo y sale como si no se hubiera tocado. En general son tiros bien puestos que deberían llevarnos a cobrarlo a pocos metros.
El impacto de una bala en un corzo desencadena una serie de reacciones cruciales dependiendo de dónde se efectúe el disparo. El sonido del disparo alerta al corzo y desencadena una respuesta de adrenalina, preparándolo para la huida. El impacto físico puede resultar en la fractura de huesos como en el cuello o el espinazo, donde el efecto puede ser inmediato o llevar a una búsqueda prolongada para asegurar al animal. Disparar en patas o en la caja torácica vital también provoca diferentes respuestas, desde la huida rápida hasta la incapacidad de locomoción. En todos los casos, la observación cuidadosa y la interpretación de las reacciones del corzo son fundamentales para garantizar un cobro efectivo y humano del animal.
Autor: María Balletbó