10 increíbles datos históricos sobre la caza que no sabías
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La actividad cinegética ha sido parte de la humanidad desde sus inicios, y ha acompañado al hombre a lo largo de su evolución.
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Aunque muchas veces ha sido criminalizada, hay que poner en valor lo importante de la caza durante la historia.
Aunque muchas veces veamos la caza como nuestra forma de vida y pasión actualmente, esta afición ha ido cambiando mucho desde que se practicó por primera vez.
En Young Wild Hunters queremos compartir 10 datos sobre la caza que posiblemente no conocieras antes.
Las mujeres ya eran cazadoras en la prehistoria.
Existe la falsa creencia de que al comienzo de la humanidad, el hombre era el único que salía a cazar para obtener alimento. Esto es un mito completamente.
En 2020, unos arqueólogos en Perú encontraron los restos de una chica de entre 17 y 19 años enterrada hace unos 8.000 años junto a sus armas muestra que la caza de grandes animales no era solo cosa de los hombres prehistóricos. Se cree que estas armas eran utilizadas para cazar tarucas, una especie de venado andino.
Las mujeres cazadoras en esta zona eran unas duras aventureras, ya que las condiciones en la época eran muy difíciles. El cuerpo se encontró a más de 3.000 metros de altitud, y se calcula que en las épocas frías de aquel entonces las temperaturas bajaban hasta los -20º.
Hace 45.000 años en el Ártico ya se cazaban… ¡MAMUTS!
En el año 2012, científicos del Instituto de Historia de la Cultura Material de San Petersburgo encontraron la primera prueba de vida humana en el Ártico. Se trataba de una cría de Mamut de unos 15 años, cuyos restos indican que fue cazada con una lanza por humanos que habitaban esta inhóspita zona del planeta.
Este descubrimiento es la muestra de que la expansión del ser humano por el planeta vino en gran parte dada por la necesidad de cazar para alimentarse y sobrevivir, y que en esa época ya podían enfrentarse a animales de gran tamaño como mamuts, bisontes o lobos.
El primer perro criado expresamente para cazar fue el Saluki en el Antiguo Egipto.
El Saluki aparece descrito gráficamente en las tumbas egipcias de 2100 a. C. y se estima que su cuerpo a menudo era momificado como los cuerpos de los faraones.
El Saluki ha servido históricamente como cobrador, un perro rápido de caza. Los perros Saluki dormían con sus dueños en las tiendas para que se protegieran del calor del día y el frío de la noche.
En Roma, la actividad cinegética era considerada de baja alcurnia.
Esto sucedió en la época de la República de Roma. Y es que en esta época no se trataba el arte de la caza como tal, sino como un mero acto de conseguir alimento para la familia. Esta actividad se veía como vulgar y mandaban a sus esclavos a realizar la actividad cinegética.
Desde un punto de vista de la alimentación y supervivencia, era normal que los nobles y realeza no quisieran exponerse a peligros y salieran de sus palacios en las grandes urbes.
Con el paso de los siglos, esta situación se revirtió, y los nobles empezaron a salir al campo a cazar de forma lúdica. Esto se vió reflejado en los “Venatio”, que eran espectáculos que se realizaban en coliseos y teatros en los que un hombre se enfrentaba a un animal para darle caza.
La caza con halcón se popularizó en España gracias a Al-Andalus
Las numerosas fuentes e imágenes cinegéticas del arte hispano-musulmán reflejan una gran afición a la caza, demostrando que los soberanos omeyas de al-Ándalus asumieron la tradición cinegética de la antigüedad y de las cortes orientales, coincidiendo así con los reyes cristianos de la Edad Media en un pasatiempo que era uno de los medios de expresión del poder soberano.
Los califas omeyas en Oriente fueron grandes cetreros y la cetrería alcanzó gran refinamiento. Gastos exorbitantes, regalos, atención personal a las aves era algo normal en las cortes omeya y abasida orientales, pero también en otras cortes musulmanas del mundo.
Y así se introdujo en la península ibérica y se practicó en las cortes de al-Ándalus. Las aves de presa adiestradas se convirtieron en insignias que demostraban el poder y posición de quienes las poseían.
El Arcabuz, la primera arma de fuego utilizada para cazar.
Aunque los primeros escritos que mencionan este “cañón” fueron en el año 1482, habrá que esperar hasta el siglo XVI para que este arma fuese utilizada para la actividad cinegética.
El desarrollo y popularización del arcabuz en el ámbito militar dieron vida a una nueva etapa dentro del desarrollo del mundo de la caza que, prácticamente, llega hasta nuestros días. Se trata de un arma tosca y de diseño rectilíneo de aproximadamente un metro de longitud. En su parte superior iba provista de una especie de bocado o apertura que permitía cebar el cañón. Por su coste de fabricación era sólo utilizada por las clases sociales mejor posicionadas o dominantes de la época..
Sus principales inconvenientes eran que al tener que llevar la mecha siempre encendida, los animales avistaron al cazador, sobre todo a horas de poca luz.
Además, la humedad impedía una buena ignición de la pólvora y no se podía utilizar cuando llovía y su peso era considerable, por lo que en la mayoría de los casos el cazador debía estar apostado esperando a los animales.
El bisonte casi fue exterminado como consecuencia del “problema indio”
Y es que este majestuoso animal ha sido un símbolo de Estados Unidos desde que se fundó. Pero como toda historia, tiene sus claros y sus oscuros.
Los nativos americanos habían cazado búfalos desde tiempos inmemoriales, y cuando el hombre blanco llegó al continente americano fué consciente de la importancia de esta especie para las personas que habitaban allí.
La solución para ir ganando terreno a estas comunidades nativas americanas durante las guerras que mantuvieron, fue exterminar todo tipo de fuente de alimento. Esto hizo que la población de bisontes pasará de millones a solo unos pocos cientos en cuestion de 200 años,
Los siux, los kiowa o los comanches gobernaban las grandes planicies del interior de Estados Unidos con una economía (y una cultura) alzada sobre el búfalo. Para octubre de 1868, Philip Sheridan el militar encargado de pacificar las grandes llanuras lo tenía claro: su mejor baza para controlar a los nativos americanos era «hacerlos pobres gracias a la destrucción de sus recursos y luego encerrarlos en sus reservas».
Hitler era…animalista.
Esta fue la sorprendente afirmación que dijo el ministro de propaganda nazi Himler Gobbels. En sus escrito, este definía a Hitler cómo “un vegetariano que odiaba las religiones del judaísmo y el cristianismo en gran parte debido a la distinción ética que estas religiones hacen entre el valor de la vida de los humanos y el valor de la vida de otros animales”. Además, también relató la intención de prohibir los mataderos en el Reich alemán después de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno también prohibió las trampas para animales e impuso severas restricciones a la caza. También prohibió el consumo de las langostas y los cangrejos. Incluso se dice que una vez, Hitler envió a un pescador a un campo de concentración por cortar a una rana con un cebo
El 3 de julio de 1934 se promulgó una ley Das Reichsjagdgesetz (Ley de caza del Reich) para limitar la caza. El acta también creó la Sociedad de Cacería Alemana con la misión de educar a la comunidad de cazadores en la caza ética.
La caza mantuvo viva a una importante parte de la población española durante la posguerra
Y es que en la época entre 1939 y 1951, España se vio sumergida en una profunda crisis alimenticia que provocó la muerte de miles de personas. Las principales infraestructuras necesarias para alimentar a la población se vieron dañadas o destruidas como consecuencia de la Guerra Civil.
En la España rural, muchas veces dependiente de las industrias alimenticias para poder sobrevivir, no hubo otra alternativa que salir al campo a realizar la actividad cinegética para poder llevar algo que comer a la mesa.
Esta caza era en su mayoría no regulada y furtiva, pero necesaria para la supervivencia de miles de personas durante esas fechas. De esta época han perdurado ciertas recetas que ya se consideran tradicionales de la gastronomía española.
Desde los años 50, la caza legal es el principal defensor de la fauna africana contra el furtivismo.
Y aunque pueda parecer contradictorio, es así. Gracias a las ordenanzas de caza regulada que vinieron dándose tras la independencia de las antiguas colonias, la lucha contra el furtivismo es un tema de suma importancia en estos territorios.
El beneficio económico que aporta la actividad cinegética en estos países, hacen que la población de especies como elefantes, rinocerontes o grandes felinos pueda ser defendida en los parques naturales.
Una gran parte de ese dinero que aporta la caza legal va a parar para los trabajadores y seguridades que vigilan estos terrenos, lucha contra la corrupción y la formación y concienciación de fauna y flora de la sociedad.